El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, describió la semana pasada el objetivo de conseguir vacunas para todos como «la mayor prueba moral ante la comunidad mundial».
Estaba en el acto. Proporcionar vacunas es de hecho la mayor prueba ética de nuestro tiempo. No hay duda de que muchos gobiernos se preocupan por la vida de su gente. Por eso tenían prisa por conseguir vacunas en la mayor cantidad de dosis.
Citando al Duke Global Innovation Center de la BBC, por ejemplo, dice que Canadá ha solicitado 388 millones de dosis de vacuna, suficiente para vacunar a todos sus ciudadanos cinco veces. El Reino Unido ha solicitado 367 millones de dosis, que pueden vacunar a su población 3,7 veces. Estados Unidos requirió 1.200 millones de dosis suficientes para vacunar dos veces a su población. Sin embargo, la Unión Africana ha solicitado 672 millones de dosis, suficientes para inmunizar al 38 por ciento de la población del continente.
Si bien recibir una gran cantidad de dosis de vacuna es ciertamente beneficioso para los ciudadanos de los países ricos, inevitablemente niega a muchas otras personas que viven en países menos afortunados de todo el mundo el acceso a vacunas que salvan vidas.
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Por eso, como señaló Guterres la semana pasada, el progreso de la vacunación ha sido desigual e injusto. Sorprendentemente, aunque 130 países no han recibido ni una sola dosis de la vacuna, 10 países han administrado el 75 por ciento de todas las vacunas.
África recibirá 90 millones de dosis de vacunas para fines de este mes, lo que es suficiente para cubrir solo el 3 por ciento de su población. Afortunadamente, en medio de la lucha por las vacunas, que ha visto a los ricos ir por «más de lo que les corresponde», hay algunas voces con razón.
Entre ellos se encuentra Guterres, quien ha pedido una distribución más equitativa de las vacunas; Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF, quien advirtió que para salir de la epidemia debemos asegurarnos de que todos tengan acceso a las vacunas, incluidos los que se encuentran en áreas de conflicto; El presidente francés, Emmanuel Macron, que ha pedido a Estados Unidos y a los países europeos que asignen hasta el 5 por ciento de los suministros actuales de vacunas a los países en desarrollo; Matshidiso Moeti, Director Regional de la OMS para África, describió como extremadamente injusto que los africanos más vulnerables esperen las vacunas mientras los menos vulnerables están asegurados en los países ricos.
Debemos escuchar estas voces si queremos derrotar esta epidemia. El acaparamiento de vacunas solo puede empeorar las cosas, ya que el virus continuará propagándose y mutando, lo que complicará las cosas para todo el mundo.
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