Desde el brote del coronavirus (COVID-19), causado por el síndrome respiratorio agudo severo 2 (SARS-CoV-2), en diciembre de 2019 en Wuhan, China, los científicos han estado buscando constantemente formas nuevas y únicas de controlar la propagación. Del virus sin imponer grandes restricciones sociales.
Investigadores del Centro para la Ecología de Enfermedades Infecciosas y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Georgia han descubierto formas alternativas de controlar la propagación de la epidemia sin recurrir a estas medidas.
El equipo presentó un marco conceptual a través de dos modelos matemáticos que difieren en estrategia. Descubrieron que ambos métodos eran eficaces para controlar la propagación del virus. Sin embargo, estos métodos alternativos pueden requerir pruebas exhaustivas y operar dentro de un rango de condiciones relativamente estrecho.
Medidas de control de infecciones
Cuando la pandemia golpeó en marzo, miles de personas ya estaban infectadas con SARS-CoV-2. El virus apareció por primera vez en Wuhan, China, en diciembre de 2019. Desde entonces, se ha extendido a 192 países y regiones e infectó a más de 157 millones de personas en todo el mundo.
Los esfuerzos iniciales para detener la transmisión del SARS-CoV-2 se basaron en amplias medidas de distanciamiento social, incluido el cierre de escuelas y lugares de trabajo, restricciones a las reuniones sociales, prohibiciones de eventos concurridos y solicitudes de refugio en el lugar.
Otras medidas no farmacéuticas impuestas en medio de la pandemia incluyen la detección activa de casos, rastreo de contactos, cuarentena, aislamiento, lavado regular de manos, fabricación minuciosa y otras medidas de protección personal.
Aunque estos métodos son efectivos, la mayoría de las órdenes de cierre y cierre han tenido un impacto significativo en las economías.
Métodos menos completos pero efectivos
El estudio publicado en la revista Actas de la Royal Society bY el Describir enfoques alternativos a las medidas de distanciamiento social que pueden ayudar a las personas a adaptarse a la nueva normalidad sin bloquearse. Estos incluyen pruebas generalizadas, rastreo de contactos, cuarentena, testimonios de personas no infectadas y otras medidas de salud.
Estas alternativas pueden ayudar a ralentizar la propagación cuando se combinan con la ayuda del gobierno y el público.
En el nuevo marco conceptual, el equipo distinguió entre intervenciones no farmacológicas (NPI) dirigidas y generalizadas.
Las intervenciones dirigidas se utilizan para identificar a las personas en una población, según su lesión o estado de exposición. Esto significa que se utilizan medidas para identificar a las personas expuestas al virus a través de pruebas, aislamiento, rastreo de contactos, cuarentena, monitoreo de síntomas, cuarentena domiciliaria y protección dirigida para personas en alto riesgo y restricciones de viaje.
Mientras tanto, las intervenciones generalizadas son intervenciones ambientales o conductuales que son ampliamente aceptadas y practicadas en una población. Esto incluye distanciamiento físico, cierres de escuelas y lugares de trabajo, autoaislamiento, cierres, protección para los ancianos y el uso de máscaras.
Comparación de intervenciones
Los investigadores han trabajado para desarrollar dos modelos. Uno se centró en cómo encontrar personas infectadas para reducir la transmisión mediante la búsqueda activa de casos, el rastreo de contactos y la cuarentena de las personas infectadas y sus contactos.
El siguiente método se centró en reducir la exposición proporcionando testimonios a personas sanas. El equipo notó eso cuando evaluaron la efectividad de usar solo medidas de distanciamiento social, incluidos los cierres de escuelas y lugares de trabajo. Descubrieron que después de la primera ola pandémica, aproximadamente la mitad de la población se había infectado.
Sin embargo, cuando el equipo combinó dos estrategias: distanciamiento social con intervenciones públicas, la transmisión del virus se ralentizó, aunque no lo suficiente para derrotar al virus al final.
La primera estrategia incluyó el rastreo de contactos y medidas de cuarentena para reducir la transmisión del virus. El equipo reveló que las intervenciones generalizadas reducirán los casos acumulativos, pero son más efectivas si el distanciamiento social continúa durante un período prolongado.
Este enfoque también es más eficaz cuando se imponen intervenciones generalizadas. Además, cuando el equipo probó el modelo que buscaba activamente la infección, revelaron que la detección activa de la afección debe detectar al 95 por ciento de los infectados para detener la transmisión del SARS-CoV-2. Cuando se combinó con intervenciones no farmacológicas, como el uso de máscaras faciales, los casos activos que debían localizarse se redujeron al 80 por ciento.
El equipo también destacó la importancia del rastreo de contactos y la cuarentena para encontrar casos activos.
La segunda estrategia para proporcionar certificación a personas sanas puede reducir efectivamente el tamaño del brote en dos escenarios. Sin intervenciones generalizadas, el tiempo de espera de la prueba debe ser inferior a una semana para alcanzar la supresión.
El testimonio es más eficaz para reprimir el brote si también se implementan intervenciones generalizadas. El tamaño del brote se puede reducir hasta 10 veces con períodos de validez de la prueba y tiempos de espera de menos de un mes.
Los investigadores concluyeron en el estudio que «estos resultados indican que independientemente de si se han adoptado los métodos de la Estrategia 1 o los métodos de la Estrategia 2, existe la necesidad de una gran capacidad de prueba».
«Además, el éxito depende de la efectividad de las intervenciones generalizadas, porque en los escenarios realistas que consideramos, serán necesarias para lograr la represión», agregaron.
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