Los investigadores han mostrado información sobre las variantes omicrónicas del virus SARS-CoV-2, que se han extendido rápidamente por todo el mundo durante el último año.
Estas variantes muestran una mayor atracción por las células humanas, capacidades de invasión mejoradas y la capacidad de eludir una parte importante de los anticuerpos desarrollados a partir de infecciones y vacunas anteriores.
El estudio fue publicado en naturaleza, dirigido por Amin Aditya y Young Jun Park, ambos del laboratorio de David Fessler, profesor de bioquímica en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington. Fessler explicó que las variantes omicron como BQ.11 y sus antepasados.
Desde el brote inicial en Wuhan, China, en 2019, el virus SARS-CoV-2 ha evolucionado continuamente, dando lugar a nuevas variantes. Algunos de estos casos han mostrado una viabilidad reducida, lo que limita la transmisión. Sin embargo, otras, como las variantes Omicron más eficientes, han provocado tasas de infección y muerte mucho más altas.
El estudio destacó que las variantes más nuevas pudieron reinfectar a personas que previamente habían sido infectadas con variantes anteriores e incluso eludieron las defensas inmunes inducidas por las vacunas dirigidas a las variantes primarias. Estos casos de infección irruptiva y reincidencia ocurren debido a la capacidad de las variantes de evadir los anticuerpos neutralizantes generados por la exposición temprana, un componente vital de la respuesta inmune que evita que el virus inicie la infección.
Sin embargo, la investigación también reveló que los individuos con antecedentes de infección o vacunación previa mostraban anticuerpos que reconocen ciertas proteínas en las variantes más nuevas. Estos anticuerpos activaron células inmunitarias capaces de eliminar las células infectadas, lo que podría explicar por qué la exposición previa o la vacunación reducen la gravedad de la enfermedad, la hospitalización y la mortalidad ante el encuentro con una nueva variante.
Aunque la eficacia neutralizante de la mayoría de los anticuerpos contra variantes más antiguas disminuyó, un anticuerpo llamado S309 mantuvo su eficacia. Este anticuerpo se dirige a una parte de la proteína del virus que permanece relativamente constante en todas las variantes, quizás debido a su papel fundamental en la función del virus.
Un factor que obstaculiza el efecto protector de una infección o vacunación previa contra variantes más nuevas es la tendencia del sistema inmunológico a depender de anticuerpos preexistentes y de la reactividad cruzada en lugar de generar anticuerpos diseñados específicamente para abordar las proteínas modificadas de las nuevas variantes. Este fenómeno, conocido como huella dactilar inmune, indica que el sistema inmunológico se está centrando en lo que ya sabe en lugar de adaptarse para abordar las mutaciones de la nueva variante.
Fessler señala que este fenómeno subraya la importancia de formular vacunas para nuevas variantes que eviten incorporar componentes de variantes más antiguas, lo que puede fomentar la impronta inmune y obstaculizar la capacidad del sistema inmunológico para adaptarse y combatir los cambios en el virus.
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